en dos mi vida. Nadie puede dar por sentada
su realidad, que tan mansa parece ahora.
Sólo la poesía fue lo que me sostuvo,
mi verdadera tabla de salvación, hundido
en el horrible pozo de un ánimo violento
en sus vaivenes. Canto con serena alegría
la salud mejorada por más que no haya nunca
garantías de que de nuevo, en el futuro,
no vuelva esa dolencia. Me muevo en un presente
que, escéptico, sonríe con ganas y a la vez
se cuida. Nunca afirmes que estás libre de tales
desgracias. Nunca creas que tu psique está a salvo
totalmente. Los rayos golpean porque sí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario