porque sí. Los poemas
que parten de mis labios
son venablos que cruzan
una selva de signos
horros, y que pretenden
acertar en la diana
de tu conciencia, ¡oh vos,
lector o movediza
pieza y presea! Logro
será rasgar tu inane
fastidio. ¡Tantos versos
mal lanzados rebotan
en uno y se diluyen
como el humo, sin más...!
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