que es malo. Controlabas
su dicción: la ocurrencia
fue malversada. Hay que
oír sin voluntad
de fijar; necesario
es que tu ser se hunda
por un tiempo en el limo
de tu mundo interior
y que el poema brote,
inesperado y hondo,
a su turno: semilla
que retorna del surco
entre múltiple y simple.
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