después de haber comido
de una lata de arvejas,
con un mate lavado
y ya frío, me siento
a escribir obviedades.
(El País --ese nombre
de algo tan débil-- cruje.
Mi casa es una sola
y mi mente, aturdida
pero consciente, tiembla
ante un pasado que
aún amaga: el Terror.)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario