de la Peste. Tu historia
convocó un huracán
que limpió todo. Luego
los vientos de Quebec
amainaron y, sí,
puedo decir que el aire,
¡qué bien!, se ha renovado.
(Abrí la puerta. Es obvio
que estaba lo de siempre.
Pero llegó una chica
tan real --¡tan eléctrica!--
que Facebook espichó
de un saque, ahí en el porche.)
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