una lectora tuya.
Yo sigo doblegado
por tu grave dureza
bien española. Nadie
puede sustituirte
en tanto desamor.
Estilo a cuyo pie
me arrojo como un perro
fiel y humilde que sólo
quiere que le den bola,
cualquier orden, patadas.
Catorce letras tienen el nombre y apellido con que firmás. Podría escribir un soneto en el que encabezaran cada línea. Infinitas las p...
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