(como todos nosotros),
está pasando días
difíciles. Se entrega
cada noche al estéril
alcohol y, pendenciero
y socarrón, me llama.
Finge pero no finge:
está muerto y lo sabe,
y se aturde y esconde
bromeando. Un "De profundis"
chacotón. Yo lo escucho
y le contesto. ¡Porca
miseria la de oír
sin saber responder!
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