impertérritamente.
Me llega el aire frío
por oleadas. La calle
está callada: sólo
mi músculo, despierto,
se fatiga y teclea,
exasperado. ¿Aún
trabaja mi dudosa
ambición? Sí: prosigue
a pesar del cansancio
que implica otear el mundo.
Vuelvo a mis pagos: gira
fiel el ventilador.
Doy el parte. No hay nada
de paz en esta paz.
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