Un amuleto guarda
tu ser en la Ciudad.
Pende sobre tu pecho,
presente a todas horas.
En tu casa me hablaste
de lo que es para vos.
La dulce compañía,
en fin, que te protege.
Catorce letras tienen el nombre y apellido con que firmás. Podría escribir un soneto en el que encabezaran cada línea. Infinitas las p...
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