miércoles, 5 de enero de 2022

SEGÚN PASAN LOS AÑOS


Escribí muchas veces, 
demasiadas, urgido 
por un impulso oscuro 
y desasosegado. 
Los versos aducían 
lo que no tiene nombre: 
la angustia y sus emblemas, 
los temblores del cuerpo. 
Hoy una atenta calma 
se vale del oficio 
que se desarrolló 
más allá de los síntomas: 
elijo cada frase 
sin pensarlo y la pulo 
como si con un torno 
produjera vasijas: 
ya el barro no se duele. 

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