De repente cayó
por un momento el velo
con que la idealizo
habitualmente. Vi
a una mujer acíbar
que mucho despreciaba
a este ser y sus modos
ingenuos y corteses.
Vi que gritaba "¡idiota!"
entre líneas, violentas
en su rencor. Y vi
su poder en desorden,
sin tributo posible,
al menos de mi parte.
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