Aunque no pase nada,
brillará nuevamente,
como un nervio cansado,
tu sonrisa en la noche.
Me tiraré a dormir
y, horas después, ya muerto,
ya dispuesto, tu boca
se comerá mi rostro.
Algo sucederá
y no me daré cuenta.
Catorce letras tienen el nombre y apellido con que firmás. Podría escribir un soneto en el que encabezaran cada línea. Infinitas las p...
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