Solo como las ostras
que fabrican no obstante
sus perlas, elaboro,
palabra tras palabra,
poemas que quizá
no posean su brillo
pero que mucho dicen
de mi estar entre cuatro
paredes con mi perro,
mi plantita y, a veces,
cuando impera el amor,
una mujer. Y nunca
escribo en compañía.
Sólo, entonces, palabra
tras palabra, mis perlas.
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