en vos y en la penumbra
de tu vaciado nombre
(que es como una muralla
que se alzara en las sombras)
que una dicha que nadie
sabrá medir impera
en lo más aislado
de mi noche. Quién puede
decir tu nombre sino
las águilas altivas
del despertar. Tu nombre,
que me tiene en las sierras
de la beatitud.
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