Catorce letras tienen
el nombre y apellido
con que firmás. Podría
escribir un soneto
en el que encabezaran
cada línea. Infinitas
las posibilidades
de "escritura" (así dicen
ahora los snobs)
y al mismo tiempo meras
variaciones o moscas
que vos espantarás
sin más, ¡oh La Sin Nombre,
la de abanico cruel!