con mi hermano. Lo oía
hablar y mientras tanto
veía cómo el mundo
opera: la razón
previendo fríamente
y moviéndose aparte
del corazón. De vuelta
de los libros, campeaban
sus conclusiones pero
no podía dejar
de saberme ante una
trituradora. Sí:
un hombre de negocios
llamado hermano aún.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario