los puentes que me unían
aún a vos. La noche
del sentido, caverna
de la que nadie surge
y sin embargo ocupa
un espacio preciso
frente a mí, se solaza
ahora, con sus trapos,
en silenciarme. (Nadie
era como tu rostro.)
Imberbe permanezco
a la intemperie. (Nadie
te sustituirá.)
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