constancia mi heladera.
Es una ley severa
la de su rechinar:
mientras esté enchufada
hará con su instrumento
una cadencia ciento
por ciento secundada
por mi insomnio. Así leo:
miro lo que no veo
y canto un son que mucho
me dice de la noche
en que pasa algún coche
al que apenas escucho.
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